lunes, 17 de noviembre de 2014

Yo sé lo que importa (Enviado por DesdMiVentana)

Yo sé lo que importa, lo que bulle en la sangre,
conozco la impaciencia de la muerte
llamando a mi puerta. Tú no lo sabes.
Tú reflexionas sobre la nada
en salones exquisitos,
y yo sangro en los hospitales.
Yo sé lo que importa, convivo con la mierda
de una vida corroída por el declive, por el dolor...
Yo sé lo que importa, y no me importa ser incorrecto,
no me interesa la Academia, ni las buenas formas.
Cuando cruzo la noche en ambulancia
la metafísica me importa un cuerno.
La sangre tiene un lenguaje antiguo, sabe a hierro,
y cierra las puertas a dudas filosóficas
y certidumbres de último nivel cuántico.
Las verdades se sientan en torno al dolor
y se miran a la cara. Y allí estoy yo, entre ellas.
Yo miro al mundo de frente
porque no tengo nada que ocultarle.
Pero mi dolor no es moneda de cambio,
ni pretende derribar teorías,
mi dolor es conciencia de lo que hay.
Con eso voy sobrado.

Pepe Garcia Resille




*Enviado por DesdMiVentana

3 comentarios:

  1. A la lucha del cuerpo que batalla contra la enfermedad, se une la voz y el canto desgarrado que emite es como esa bofetada que necesitamos y que nos devuelve a la realidad de lo que realmente importa en la vida.
    Rabia, impotencia.. verdad!!. La tinta del dolor que dicta las palabras en rojo, y ni un solo ápice de rendición. ¡Vivan los valientes! Hombres como Pepe deberían ser nuestros héroes de cabecera y no los que visten mallas apretadas con gallumbos por encima y capas al viento.

    Un beso para ti mi niña por compartir este sobrecogedor escrito y aunque a Pepe no le llegue, también le dejo, no solo un beso sino un abrazo de aquellos cargados de energía, y con él le devuelvo parte de la fuerza que me ha contagiado al leerle.

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  2. Desgarrador poema cargado de dolor, de impotencia, de rabia, de inconformidad. Acusador de tanta negligencia, de tanto conservadurismo, de tanta autocomplacencia. Denuncia imperiosa de la injusticia, de toda injusticia, denuncia incluso de las "buenas formas" que ocultan con frecuencia la impasividad, la negligencia, la comodidad de no implicarse. Desgarrado, dolorido y doloroso poema. Respeto el dolor y admiro la entrega de quien convive sufre y lucha a diario con la sangre y la mugre, con el dolor y la desesperanza. Respeto el dolor y la lucha del poeta, Pepe García Resille, respeto su libertad y su derecho a la queja destemplada y ácida. Lástima que no hay encontrado en su poema dos palabras: ESPERANZA Y AMOR. Sin ellas, no busquemos soluciones técnicas a los males de la humanidad. Podemos acusar al egoísmo, Podemos gritar contra la insolidaridad. Podemos maldecir de las formas dudosamente académicas y dudosamente caritativas de entregar una limosna. Podemos acusar a los demás. Podemos considerarlos una casta. Podemos pretender, desear y hasta proponer fumigar todo y a todos los que no están "conviviendo con la mierda". Podemos incluso afirmar pomposamente que "las verdades se sientan en torno al dolor". Podemos, podemos, podemos....
    Como es fácil de deducir discrepo profundamente de muchos puntos del poema, por muy efectista que resulte. LAS VERDADES SE SIENTAN EN TORNO AL AMOR. Y yo no he visto amor en el poema, ni esperanza. Hay sí sacrificio, tal vez solidaridad, tal vez profesionalidad. Pero hay más empeño en mostrar al mundo lo que el poeta está haciendo por los desvalidos. Empeño en acusar al resto del mundo lo que no hace.
    Hemos visto morir en España recientemente a dos médicos contagiados de ébola por cuidar a esos desvalidos.
    No utilizaban, ni en el lecho de muerte ni antes, el lenguaje del poeta Pepe. Me quedo con su testimonio, con su entrega, con su sacrificio, con su AMOR Y ESPERANZA.
    Respeto a Pepe, y hasta puedo comprender una cierta estética en su forma de escribir, pero no lo comparto y el silencio podría interpretarse como complicidad. Pido perdón por mi sinceridad si es que la sinceridad debe pedir perdón.

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  3. Nunca dejó de admirarme este magnífico mundo de las palabras escritas que una vez el autor las expone públicamente quedan al examen e incluso supeditadas a los valores de quien las lee y, por supuesto, a los estados emocionales propios con los que se efectúa la lectura.
    Jess, tú has interpretado el poema como que la lucha de Pepe es de entrega a los demás y su profesión puede estar relacionada con ayudar y desde ese punto de vista el hastío, la impotencia y la rabia que puede procurar convivir con el dolor ajeno día sí, día también.
    Yo lo leí de otra manera como que esa lucha del poeta es personal, que es él quien se enfrenta a una enfermedad, a una dura enfermedad y que está en la tesitura de la lucha, incluso de la incomprensión y el estupor de que sea a él que le suceda y que a él le corresponda batallar con y contra ella.
    Qué levante la mano quien no haya tenido a un ser querido que no se haya enfrentado o esté lidiando con una cruel enfermedad; dura para quien la sufre y hasta para quien la acompaña. Cada cual lo gestiona como buenamente puede y sabe. Quién se abandona, quien lucha cual jabato/a y ambas opciones son lícitas y respetables. Quién lo sufre en silencio, quién protesta desgarradamente como Pepe. ¿Dónde queda el amor en todo este camino? Pues en la generosidad de compartir su dolor. De hablarnos mirándonos a los ojos y ahorrándonos los eufemismos ¿Dónde está la esperanza? En no darse por rendido y denunciar lo que él considera injusto y hacerlo descuartizándolo y a grito nada contenido. Quizás, que no lo sé, sea su forma de decirse a sí mismo no solo yo puedo sino ¡yo debo! Y así te lo cuento.

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