Se acaba la jornada
Y se espesan las sombras del ocaso
El sol poniente derrama a manos
llenas sus tesoros
Una orgía de colores y sonidos
Engaña los sentidos y confunde
El próximo horizonte de la
muerte
Con la explosión y la grandeza de la vida.
El eterno misterio, desbordando
sus cauces
Ha mezclado en mi copa el dia con la noche.
Se extinguirá mi aliento
Y dejaré inservible en un rincón
Mi gastado bordón de caminante
Hecho de heridas, de penas y de dudas
Llego al final habiendo hecho el camino
En total soledad, sin otra compañía
Que mi propio dolor
Sólo siento el placer de estar a punto
De romper los barrotes de esta cárcel.
No es una gran victoria.
No busquéis causas clínicas.
Dirán que algo se ha roto... no os dejéis engañar
Yo os digo la verdad: he amado mucho.
Jess
Dicen que en la hora azul, aquella en la que justo acaba un día y da la bienvenida a la oscura noche, las imágenes que se captan mientras dura tienen una magia especial como lo tiene este poema; mezcla de melancolía y de ilusión renovada. Disfrutando del stand by ( momento kit kat) que cabe hacer siempre en algún momento de la vida para dedicarnos a explorar nuestro interior.
ResponderEliminarOrgía de colores, como lo era la poesía de Valle Inclán, y de él te dejo una estrofa de un poema, montando antes un ramillete de rosas de los versos que compuso dedicados a esta enigmática y siempre bella flor:
Mi Alma se daba,
dándose gozaba,
y transcendía
su esencia en goce.
Se consumía
en la alegría
del que conoce.
*Rosaleda-Valle Inclán.
Hay siempre mucho de misterio en esa hora en que no se distingue si el hilo es blanco o negro.
ResponderEliminarEn el ocaso es el misterio de lo que habrá más allá de la luz y de la vida.
En la alborada, el misterio de la vida que nace a través de un parto doloroso. Hay incertidumbre, ilusión y esperanza.
Así pasamos nuestros días, entre el recuerdo y la añoranza de lo vivido y la sorpresa de lo que nos depara el por vivir. ¿Qué nos queda? Sin duda el carpe diem.