¡Ah!
¿no es cierto ángel de amor
que
en esta apartada orilla?
Pero,
¿Qué digo chiquilla?
si
eres María López Flor
y no
la Inés de Don Juan.
Tú
querías que te raptara
y luego
te convidara
a mariscos
y champán.
¡Ay
María!, por favor,
que
tres pueblos te has pasado.
Secuestrar
te he secuestrado
pero
no fue por amor.
Nunca
en mi pecho he albergado
por
ti ni frio ni calor.
Lo
confieso sin rubor,
¿sabes
por qué te he raptado?
Se
trataba de una apuesta
que
con mi amigo tenía:
“tu
cepíllate a María
que
yo me cepillo a ésta”.
La
tal “ésta” era una arpía
que
nos trae al retortero.
“Que
sí quiero, que no quiero”
¡Cómo
era la muy jodía!
Mi
amigo que no era manco
cumplió
como un caballero;
hay
que quitarse el sombrero
ante el
botones del banco.
Que
era botones, el tío,
y la
tal “ésta” creyó
que
era banquero el gachó
y se
dejó hacer un crío.
Total
que la apuesta era
que
yo entrara en tu aposento
y a
base de labia y cuento
contigo
lo mismo hiciera;
es
decir, que te raptara
y en
mi vieja furgoneta
te
llevara a mi caseta
y una
vez allí “te amara”.
Lo
del champán ¡ay María!
bórralo
de tu cabeza,
con
una simple cerveza
vas
que chutas, vida mía.
Eso
de la mariscada
olvídalo
aunque te duela.
Bocata
de mortadela
y gracias,
menos es nada.
Pero
eso sí, mucho amor
mucho
decir ¡vida mía!
¡gacela!,
¡paloma mía!
¡cómo
canta el ruiseñor!
¡cómo
esas liquidas perlas
que
ahora brotan de tus ojos
puedo
verlas sin enojos
invitándome
a beberlas…!
Prefiero
un whisky, María
que
las lágrimas están
saladas
y ni Don Juan
cae
ya en tal cursilería.
Así
que a cambiar el rollo
¿Que
te dejas achuchar?
muy
bien, y luego a currar.
No
he montado yo este pollo
del
rapto, secuestro y duelo
para
que tu ¡estrella mía!
me
digas: “yo no creía
que
esto iba a hacerlo en el suelo”.
Pues
claro, paloma mía
en
el suelo y por derecho
y luego,
a lo hecho pecho.
mañana
será otro día.
Jess
(Madrigal)
Veo que de la crisis ni D. Juan se escapa! Como diría Dña Inés “ “Éste no es mi Don Juan, que me lo han cambiado” y ahora lleva fragoneta y quizás pantalón deformado. A mariscada no me invita y a base de mortadela me incita. Qué se beba él la cerveza y que le dé robusteza barriguera, que puestos a elegir calavera búsqueme uno que con champán me bendijera, pues no menos yo mereciera!
ResponderEliminarDesternillante parodia del cazador cazado; versión moderna y tuneada y es que por más tiempo que pase, a ver si no hay mujeres aún que ven un Don Juan y son capaces de evitar no quedar por ellos prendadas o en su defecto arrebatadas.
Vítores por tu ingenio, aplausos por la ironía, bravo por la poesía y beso por las risas, Madri, corazón
Qué sería de nosotros sin un poco de humor y de ironía que llevarnos al coleto?
ResponderEliminarTomarse todo en serio, en los tiempos que corren, puede provocarnos una úlcera. Que D.Juan era un jeta, nadie lo duda, pero la curiosidad pudo con Dñª Inés. ¿He dicho curiosidad? Quise decir ingenuidad. Pero por otra parte, ¿era tan ingenua? Yo creo que al menos era una buena chica, desde luego mucho mejor que él. Y tan generosa, tan generosa que en el último momento el amor de Dñª Inés le salvó de la condenación y es que lo que no haga el amor de una mujer....