Salen
hoy de un rincón de mi memoria
los más dulces recuerdos, los más tiernos;
no marcaron mi vida ni mi historia,
pero son imborrables por eternos.
Dos luceros de miel y caramelo
que al mirar invitaban a querernos:
dos trenzas rubias de sedoso pelo;
sus manos prisioneras de mis dedos;
cálida piel de seda y terciopelo;
voz melodiosa que en acentos quedos
susurraba futuros impensados;
sueños de juventud, libres de miedos;
pero sueños felices y dorados;
sueños también de risas infantiles…
Eran sueños de dos enamorados.
Limpio ardor en los juegos juveniles,
-una tierna caricia era un exceso-
memoria de tormentas varoniles
en que nació feliz el primer beso.
los más dulces recuerdos, los más tiernos;
no marcaron mi vida ni mi historia,
pero son imborrables por eternos.
Dos luceros de miel y caramelo
que al mirar invitaban a querernos:
dos trenzas rubias de sedoso pelo;
sus manos prisioneras de mis dedos;
cálida piel de seda y terciopelo;
voz melodiosa que en acentos quedos
susurraba futuros impensados;
sueños de juventud, libres de miedos;
pero sueños felices y dorados;
sueños también de risas infantiles…
Eran sueños de dos enamorados.
Limpio ardor en los juegos juveniles,
-una tierna caricia era un exceso-
memoria de tormentas varoniles
en que nació feliz el primer beso.
Jess (Madrigal)
Precioso viaje de tu mano a aquel primer beso, en donde todo estaba por estrenar y las emociones despertaban al fantástico mundo de las sensaciones. El recuerdo de la timidez, de la inocencia y la vez las ganas de que ese beso llegase sin pedirse; de darse sin que lo solicitasen.
ResponderEliminarPero yo sigo pensando, tesoro, que el primer beso es el último que se da y que este siempre es la antesala y el preludio de los primeros besos que aún están por llegar y por debutar. Vivir siempre la sensación de cada beso que damos sea siempre el primero que se da.
Precioso y entrañable poema que logra su cometido: provocar emociones, recuerdo y ensoñaciones, en quienes lo leemos.
Así que hoy aquí va un primer beso para tí, cariño.
ay , los primeros besos, y las primeras ilusiones y los también los desengaños.
ResponderEliminarrecuerdos que no olvidaremos nunca
Gracias Carlotta por ese precioso comentario. Total coincidencia en que el primer beso estuvo cargado de emociones y sensaciones inéditas precisamente por ser el primero. Aquel beso ilusionante, añorado, casi robado si bien una velada invitación se había encargado de dejar entreabierta la puerta. Maravilloso el recuerdo.
ResponderEliminarPero en modo alguno comparable al último; el beso de la sensata madurez, ese beso que llega cuando ya estás dispuesto a entornar los postigos de la ilusión, cuando has renunciado, o crees haberlo hecho, a todo lo que en la vida lleve el prefijo "re"... reiniciar, reemprender, revivir y sin embargo un beso te reencuentra contigo mismo y todas las potencialidades.
De todas todas me quedo con el último.
Las primeras ilusiones nacieron casi con el primer beso. Los desengaños son más bien fruto de nuestra impaciencia, de nuestra exigencia desmedida, de nuestras pretensiones desmesuradas. Lástima que estas actitudes no se curen con el recuerdo del primer beso y más lamentable que impidan la llegada de otros besos, que sin ser el primero tendrían la virtualidad de ser mas "eficaces" que aquel.
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