Llegaré a tu ventana cada día
a ofrecerte
la rosa más temprana.
Vibrarás al
sentir mi cercanía,
cuando llame
al cristal de tu ventana
como rayo de
sol recién nacido
con mi beso
de amor cada mañana.
Será el
primer aviso de Cupido
que al salir
de los brazos de Morfeo,
–el tirano
del sueño ya vencido–,
despertará
tu amor con el deseo,
de un nuevo
anhelo y suspirado empeño
de ardiente
y luego plácido himeneo.
Los juegos
de Cupido que el pequeño
travieso,
juguetón y enredador
dispara con
su dardo más sedeño.
Los cuerpos
en un lánguido sopor
atracarán
rendidos en el puerto
después de
las tormentas del amor.
Mantén ese
refugio siempre abierto
con fuego en
el hogar, mesa servida,
y si me
llego a ti con paso incierto
la vela de
tu amor que esté encendida.
Jess (Madrigal)
Los romanos decían que Cupido era hijo de Venus y de Vulcano. Los griegos que fue consecuencia del amor de Afrodita y Ares, aunque ellos quisieron llamarle Eros.
ResponderEliminarMuchos le han invocado, y hasta una santa (Teresa para más señas), le dedicó sus poemas:
"Yo soy el dios poderoso
en el aire y en la tierra
y en el ancho mar undoso
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
mando, quito, pongo y vedo"
Pequeño, alado y armado con un arco, con los ojos al descubierto o bien vendados, como símbolo que el amor es ciego, siempre el disparo de su flecha es certero: da justo donde tiene que dar y acertando en quién debe apuntar.
Precioso y entrañable poema Madri, abramos de par en par las ventanas y que Cupido se pasee a sus anchas por dos de las estancias más importantes de nuestra casa: el alma y el corazón.
Besitos so peasopoeta.com!