Dicen que te pusiste a “Mil
por hora” antes del concierto de Madrid. Mientras escuchabas entre
bambalinas que conminaban al público gritando “Ocupen su localidad”. El escenario se convirtió en tu “Gulliver”
particular, pero “Con un par” te acomodaste
en él aunque te supiese a “Arenas
movedizas”. Notabas como la “Negra noche” ponía delante de ti el balance de los “Números
rojos” y aunque sentiste en tu piel que se avecinaba “Peligro de incendio” evitaste
la tentación de colgar el cartel de “Cerrado por derribo”, “Resumiendo”
confesaste los “Motivos del sentimiento” diciendo “Esta boca es mía”. Podrías haber engañado con “Más
de cien mentiras” o echar mano de tu “Manual para héroes y canallas”
pero cumpliste con tu “Pacto
de caballeros” y ni tan solo
derramaste “Lágrimas de plástico azul” mientras cantabas “Yo me quedo en Madrid”.
“Cómo decirte, cómo contarte” que me “sobran los motivos” para
admirarte. Hago bueno tu “Hoy
por ti, mañana por mí” y te cantaré “La canción más hermosa del mundo” o si lo prefieres el “Rap
de los optimistas”. Te buscaré el mejor “Hotel, dulce hotel” para
que cuando “El después de los despueses” deje de hacer “Ruído”
tú puedas seguir cantándonos “Incluso
en estos tiempos” con tu voz fragmentada de poeta; la que tanta falta
nos hace. Mientras espero tu regreso en “La calle de la melancolía” te digo “Cuenta conmigo” que yo hoy me quedo
aquí “Contigo”.
Magnífico desglose del programa que se convierte en glosa admirativa del gran poeta que es Sabina. Te felicito por tu capacidad de síntesis y asociación de títulos a una realidad, y a Joaquín que le deseo que no haya sido sino, como parece, un trastorno pasajero.
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