El tiempo nos oprime por todos lados,
El reloj corre con un ritmo alocado,
Y luces de mil colores
Brillan ante nuestros ojos.
La calle se cierra poco a poco,
La gente dejo de deambular por ella…
Tras una puerta, una cerradura chilla,
¡Termino por fin el día…!
Esa loca pesadilla.
Suena un despertador con rabia,
Con los ojos aun cerrados y los pies descalzos
Nos sorprende el nuevo día.
El reloj sigue su ritmo de ayer,
La radio suena,
La casa… huele a café.
Descorremos el pestillo.
Salimos otra vez
Y volveremos a la noche
Tan extraños y cansados como ayer.
La mirada extraviada,
Olvidando de reír
Las palabras agotadas
y sin nada que decir.
Con la vida programada
y sin tiempo que vivir.
-Musiquilla-
Me admira siempre la capacidad para describir las situaciones de una forma tan certera, dando justo en la diana! Como logras transmitir y empatizar con los sentimientos ajenos. ¿ Quién no se ha sentido alguna vez atrapado por el tiempo, por las prisas, por la rutina.
ResponderEliminarAunque incongruencias del ser humano si un día, por las circunstancias que sean, no tenemos esos rituales y hábitos los echamos de menos y rogamos porque vuelven.
Me ha encantado este escrito cariño, como todos los que leo de ti y lo que me pido ahora es que nunca me falta el escuchar el sonido de un despertador, al que por supuesto lo primero que hago es maldecirlo, faltaría más! jijijijiji!
Gracias y besitos, tesoro.
A mi, me admira tu capacidad de tener siempre a mano una palabra o una frase de animo, de agradecimiento. Con gente como tu es fácil que suba la autoestima.
ResponderEliminarGracias por tus ánimos (musi)